Temblando [Personal] 6 abril, 2011

Son muy contadas las oportunidades en las que puedes conocer genuinamente a alguien, y con esto no necesariamente hablo del trato continúo o de ese momento obligado de la fiesta cuando, ya muy borracho, te pones a hablar de la verdad de tu vida y de las cosas que te rodean con alguien más, no. Yo soy una persona que valora mucho las conversaciones sinceras, reales, donde en un momento sientes esa libertad para platicar abiertamente todo y de todo con alguien por el simple hecho de que esa persona despierta esa confianza y la verdad, en mis 34 años de vida recuerdo muy pocos momentos en los que ha ocurrido eso. Con mi ex apenas y recuerdo una plática de ese tipo, otra con un amigo reciente y algunas más con cuates que, la verdad, tiene mucho tiempo que no se nada de ellos. Hace unos meses, justamente en una de esas inesperadas pláticas personales que tuve con un amigo que me sorprendió bastante por su sensibilidad, él me hizo una pregunta que no había pasado por mi mente en ningún momento y cuya ingenua profundidad me impactó de sobremanera: “¿eres capaz de perdonar?” La verdad, no supe que contestarle, ya que ese concepto es algo que no había pasado por mi mente desde hacía mucho tiempo, siendo un punto que ignoré o que negué con rabia mientras me debatía en los delirios que generaron muchas personas que habían estado en mi vida durante un buen rato y que ahora no quería más que dejarlos atrás…

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